Marramaquiz era uno de los gatos más temidos en el mundo de los ratones. Qué lo hacía tan temible os preguntaréis, su olfato prodigioso, capaz de detectar a cualquier ratón a una gran distancia.
Cansados de sucumbir ante tan brutal enemigo, los ratones llegaron a la conclusión de debían dejar de caminar por el piso de abajo, con el fin de que el gato no los viera. Así lo hicieron, hasta que Marraquiz se dio cuenta del engaño y comenzó a idear como volver a comer todos los días.
Tras meditarlo, dio con la idea que más acertada le parecía, sujetarse con sus patas en una viga y fingir que estaba muerto. Una treta, que no le dio muy buen resultado, pues los ratones enseguida se dieron cuenta de su engaño y pasaban de largo.
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Quiso el destino, que se instalara en un viejo caserón lleno de ratones. Allí, en el rincón más oscuro, dormía y observaba a sus futuras presas, sin que estas sospecharan que allí se encontraba tan mortal enemigo. Día a día, los ratones iban cayendo en sus garras, sin que nadie pudiera hacer nada para solucionarlo.Cansados de sucumbir ante tan brutal enemigo, los ratones llegaron a la conclusión de debían dejar de caminar por el piso de abajo, con el fin de que el gato no los viera. Así lo hicieron, hasta que Marraquiz se dio cuenta del engaño y comenzó a idear como volver a comer todos los días.
Tras meditarlo, dio con la idea que más acertada le parecía, sujetarse con sus patas en una viga y fingir que estaba muerto. Una treta, que no le dio muy buen resultado, pues los ratones enseguida se dieron cuenta de su engaño y pasaban de largo.
MORALEJA

Cuídate de aquellos que una vez te han engañado, pues pueden volver a intentarlo.
