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“Qué injustos son los dioses, que por castigar a un solo pecador, han sido capaces de permitir que tantos inocentes hayan perecido”En ese momento, una hormiga subió por la piedra en la que se encontraba sentado y picó al hombre causándole gran dolor. Este, irritado, levantó la piedra y, pisoteándolas con furia, aplastó a todas las hormigas que encontró debajo, sin tener compasión de ni una sola de ellas.
Apareció entonces un ángel y le preguntó por el motivo de su acción.
“¿Por qué mataste a todas las hormigas si solo una fue la que te hizo daño?”
El hombre, avergonzado, no supo dar respuesta y permaneció en silencio.
“¿Aceptarás ahora que el cielo juzgue a los hombres tal y como tu hiciste con las hormigas?”