El tordo

Una soleada tarde de primavera, un tordo de brillantes plumas, aterrizó en un frondoso bosque de mirlos para alimentarse. Tan dulces y tiernas eran las semillas producidas por dichos árboles, que por mucho que se lo propusiera, era incapaz de dejar de devorarlas con ansia.

Tanto le gustaron estas semillas, que no había ni un solo día en el que el pájaro no hiciera acto de presencia en alguno de los mirlos que poblaban el lugar. Unas visitas cada vez más prolongadas, que comenzaron a llamar poderosamente la atención, del cazador de pájaros que solía trabajar por la zona.

Tras pensarlo durante algunas semanas, el cazador de pájaros decidió capturar a tan recurrente visitante. Sin que el tordo lo advirtiera buscar el momento más el cazador tendió una trampa, en la que el pájaro se enredó al instante. Al descubrir la penosa situación en la que se encontraba, exclamó con gran tristeza:

- ¡Pobre de este tordo tonto! Tanto me he emocionado comiendo estas ricas semillas, que se me ha olvidado lo más importante, mirar por mi propia seguridad para evitar que otros pudieran cazarme fácilmente.
MORALEJA
Nunca permitas que un momento agradable, te haga caer en un error difícil de reparar
El tordo

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