El leñador y el bosque

Había una vez un leñador que pasaba sus días en el bosque talando sin descanso. Un día, tras horas y horas de golpear su hacha contra los troncos de los árboles, ésta terminó por romperse, dejando al leñador sin la herramienta con la que se ganaba la vida.

Al fín descansaremos en paz!” exclamaron los árboles del bosque al unísono.

El leñador fue pidiendo uno tras uno a cada árbol que le permitiesen tomar una rama para reconstruir el mango de su hacha, bajo la promesa de que, sí lo hacían, marcharía muy lejos de allí y nunca regresaría a ese bosque.

Todos los árboles se negaron excepto uno que, conmovido ante los ruegos del leñador, accedió a sus peticiones.

Cuando el leñador hubo tomado la rama y reconstruido su hacha, lo primero que hizo fue comenzar a talar el árbol que se había apiadado de él.

¿Así pagas el servicio que te presté?” exclamó. ”¿Quitándome la vida?” Pero el leñador, lejos de conmoverse, golpeó aún con más fuerza hasta derribarlo

MORALEJA
No cierres trato con el hombre ingrato
Fabulas para niños El leñador y el bosque
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