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El gato y las ratas

Marramaquiz era uno de los gatos más temidos en el mundo de los ratones. Qué lo hacía tan temible os preguntaréis, su olfato prodigioso, capaz de detectar a cualquier ratón a una gran distancia.

Quiso el destino, que se instalara en un viejo caserón lleno de ratones. Allí, en el rincón más oscuro, dormía y observaba a sus futuras presas, sin que estas sospecharan que allí se encontraba tan mortal enemigo. Día a día, los ratones iban cayendo en sus garras, sin que nadie pudiera hacer nada para solucionarlo.

Cansados de sucumbir ante tan brutal enemigo, los ratones llegaron a la conclusión de debían dejar de caminar por el piso de abajo, con el fin de que el gato no los viera. Así lo hicieron, hasta que Marraquiz se dio cuenta del engaño y comenzó a idear como volver a comer todos los días.

Tras meditarlo, dio con la idea que más acertada le parecía, sujetarse con sus patas en una viga y fingir que estaba muerto. Una treta, que no le dio muy buen resultado, pues los ratones enseguida se dieron cuenta de su engaño y pasaban de largo.

MORALEJA
Cuídate de aquellos que una vez te han engañado, pues pueden volver a intentarlo.
Breve cuento sobre: El gato y las ratas
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fabula La zorra y las uvas

Una señora llamada Genoveva era muy admirada en la comarca donde vivía y no era para menos pues tenía la mejor siembra del lugar, cultivaba en sus huertos con mucho amor y trabajo frondosas y hermosas parras de uvas cuyos racimos eran tan grandes y jugosas que despertaba el apetito de quien pasara por ahí y contemplaba las deliciosas uvas.


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Doña Genoveva cuidaba tanto su huerto de uvas que tomaba todas sus precauciones poniéndolas bien en alto y protegidas.

Una tarde paso por ahí una hambrienta y sedienta zorra y no sabía cómo zacear su voraz apetito y sed, cuando de pronto se percató de que había un huerto con deliciosas y ricas uvas y vió la manera más fácil de robarlas, pero estaban tan altas que salto y salto para alcanzarlas, pero fue inútil pues las uvas estaban lejos y protegidas, que cada intento por robarlas era inútil, no pudo alcanzarlas y rendida se alejó y dijo:

"Esas uvas están todas feas y verdes" y diciendo esto paso de largo y se fué.

MORALEJA
si por tus culpas fracasas , no busques excusas falsas, y mejor esfuérzate!
cuento para comprension de lectura: La zorra y las uvas

Nuevo cuento para leer:La aldeana, la zorra y el gallo
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El bandido y el leon

Un hombre que cargaba con muchísimos delitos sobre su conciencia, tenía que vivir huyendo constantemente de la justicia.

Encontrábase una vez en una ciudad en la que había cometido una de sus fechorías cuando creyéndose descubierto, tuvo que escapar para evitar que le prendieran.

Pensó que lo más seguro sería dirigirse al pueblo vecino donde nadie lo conocía; para ello tenía que atravesar una zona extensa y complemtamente desierta. A mitad de camino, y surgiendo de detrás de unos arbustos, se le apareció un enorme león.

Al verlo, el bandido sintió pánico indescriptible, y poniéndose de rodillas, exclamó:

"-¡Oh! ¡inútil es tratar de escapar de nuestro destino! He cometido muchas picardía, pero la justicia de la cual he pretendido vanamente huir se presenta ante mi en la forma de este terrible león dispuesto a devorarme"

Tan asustado estaba el bandido, que no advertía que el león, que era en realidad bastante bonachón y tan noble como suelen serlo muchos de los de su especie, le miraba asombrado sin alcanzar a comprender que él mismo era la cuasa del pánico de auqel hombre, a quien no tenía la menor intención de hacerle daño.

MORALEJA
Quien tiene intranquila su concienca, encuentra en el temor su penitencia
El bandido y el leon
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El aguila y el escarabajo

A punto de ser atrapada por una enorme águila, la liebre le pidió a un escarabajo que por allí pasaba, que intentara hacer algo para salvarle la vida. El voluntarioso escarabajo, caminó de forma decidida hacia el pájaro y le rogó que dejara en libertad a la pobre liebre. A pesar de sus buenas palabras, el águila lo ignoró por completo, dando cuenta de la liebre frente a él.

Escandalizado por tan cruel comportamiento, el escarabajo dedicó los siguientes meses de su vida a observar al águila para encontrar el mejor momento para vengarse. Un día, mientras el águila se marchó para buscar algo de comer, el escarabajo bajó hasta su nido y empujó los huevos de su enemiga al suelo. Así fueron pasando los años hasta que el águila, harta de esta situación le pidió a Zeus que le diera una solución para su problema.

El Dios decidió acoger los huevos del ave en su regazo, para que estuvieran más seguros. A pesar de sus precauciones, el escarabajo le lanzó una bola de barro a Zeus, el cual se levantó rápidamente para limpiarse, lanzando sin querer los huevos al suelo. Desde entonces, las águilas jamás ponen sus huevos cerca de los escarabajos.
MORALEJA
Nunca menosprecies aquello que parece poco importante
El aguila y el escarabajo

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