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De pronto escuchó un susurro de quejas y dolor se acercó y vió una víbora pobre e indefensa que agonizaba por el frio, sintió tanta tristeza que la cogió con mucho cuidado y se la puso al pecho para darle su calor.Luego se la llevó a su casa donde la cuidó la protegió y le dió calor muy abrigada cerca de su chimenea la víbora fue recuperándose poco a poco hasta que recobró sus fuerzas y de pronto sin esperarlo la malagradecida e ingrata de la víbora mordió al labrador dejándole todo su veneno, el pobre labrador indignado y casi agonizando por el veneno se dijo:
"¡Bien merecido me lo tengo!, ¡por haberme compadecido de un ser malvado!
MORALEJA
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No te confíes del malvado, creyendo que haciéndole un favor vas a cambiarle su naturaleza.
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