Todas las mañanas el caballo era conducido a un extenso prado en el que podía disfrutar de toda la hierba fresca que deseara, por el contrario a la cabra la llevaban a un accidentado terreno en el que tan solo podía comer hierba reseca.
>
Feliz por esta circunstancia, el caballo la increpaba todos los días de la siguiente manera:- No sé cómo puedes dar leche con la hierba tan mala que comes. Yo no podría masticar algo tan seco y duro.
Aunque su compañero era bastante pesado, la cabra permanecía siempre callada. Un día, mientras el caballo esperaba ser llevado a su lugar habitual, su dueño trajo un ejemplar mucho más joven, enviando al antiguo habitante del establo a pastar en los terrenos destinados a la cabra.
Al verlo aparecer por sus dominios, la cabra le preguntó:
- ¿No decías que no eras capaz de comerte mis hierbas?
MORALEJA
Si quieres sobrevivir, tendrás que dejar a un lado tu orgullo
me gusta y es
ResponderEliminaruna buena enseñansa
no lo se seeeeeeeeeee
ResponderEliminar