Tal mal se pusieron las cosas, que decidieron resolver sus diferencias en un combate, en el que la ganadora se quedaría con la posesión del manantial. Una vez fijada la cita, las ranas, a las que no les caía bien la culebra, se acercaron a la víbora para prometerle que le ayudarían a derrotar a su enemiga.
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Comenzaron a luchar y el grupo de las ranas tan solo animaba desde lejos a su favorita. Victoriosa la víbora, comenzó a lanzarles todo tipo de improperios a las ranas por no cumplir con lo que le habían prometido.Cuando esta se hubo calmado, las ranas contestaron:
-Nosotras te hemos ayudado tal y como prometimos. La culpa es tuya si creíste que en lugar de animarte, pensaste que íbamos a pelear por ti.
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