El cisne y su dueño

Enterado de que los cisnes son capaces de emitir un maravilloso canto cuando se ven en serio peligro, un hombre decidió adquirir uno en el mercado del pueblo vecino para comprobarlo por sí mismo.

Una noche, para agasajar a las personas que se encontraban en su casa cenando, el hombre llevó muy orgulloso al cisne al centro de la mesa y le pidió que cantara algunas de las bellas melodías a las que todo el mundo hacía alusión. A pesar de que su dueño se lo suplicó de mil y una formas diferentes, el cisne se negó a abrir el pico.

Días más tarde, al sentir la presencia de un zorro rondando la granja, el cisne se puso a cantar su fantástico canto. Nada más escucharlo su dueño, le dijo:

-Vaya cisne más ingrato que tengo. Si tan solo cantas cuando ves cercano tu final, en lugar de rogarte que cantes y cuidarte he hecho hasta este momento, la próxima vez que quiera escucharte veo que tendré que amenazar con matarte.

MORALEJA

A veces nos vemos obligados a realizar acciones, que por voluntad propia no deseamos llevar a cabo

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