El lobo y el perro dormido

Disfrutaba un perro de un merecido descanso en la puerta de su casa, cuando de repente un veloz lobo se lanzó sobre él con claras intenciones de devorarlo. Para intentar librarse de tan negro destino, el perro le suplicó con todas sus fuerzas que lo escuchara, aunque solo fuera una sola vez, antes de que el lobo cumpliera sus deseos.

- Entiendo que desees saciar tu hambre –comenzó diciendo el perro- pero de un saco de huesos como yo, tu estómago no tardará en volver a sentirse vacío; si en verdad deseas darte un buen festín, espera a que mis dueños celebren sus bodas y seguro que me encuentras mucho más apetecible.

Tan convincente era su argumento, que el lobo se marchó tan contento. Meses después, estaba el perro asomado a una ventana de la casa de su dueño, cuando volvió el lobo para reclamar lo que tanto tiempo había estado esperando. Molesto ante la insistencia, el perro contestó:

- ¡ Lobo tonto, la próxima vez que aparezcas y yo esté durmiendo en el portal de mi dueño, no esperes a que se celebren las bodas de mis dueños!

MORALEJA
Si consigues salvarte de un peligro, recuerda muy bien lo que hiciste, ya que puede volver a serte útil
El lobo y el perro dormido
También puedes ver: El perro y el lobo

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