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Nada más acercarse al arado, el lobo comenzó a chupar los bordes del yugo para engañar a su estómago con el sudor de los bueyes. Tan entusiasmado estaba lamiendo, que no se dio cuenta de que acababa de meter su cabeza en el interior del yugo. Al verse atrapado comenzó a correr en todas direcciones, arrastrando el arado por el surco realizado anteriormente por los bueyes.Minutos después volvió el labrador con su pareja de bueyes y al ver tan sorprendente escena, le gritó al lobo.
- ¡Ay, lobo insensato, que feliz me harías si en lugar de correr asustado para liberarte de tan pesada carga, estuvieras trabajando de verdad arando mis campos o los de los mis vecinos, en lugar de estar acosando a los animales que nos hacen la vida un poco más fácil!
MORALEJA

En ocasiones, los malvados parece estar obrando bien, pero su naturaleza siempre los acaba descubriendo

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