El oso se quejaba amargamente de que siendo como es un animal serio lo tuviesen para ese tipo de menesteres, y sobre todo de que, pese a sus esfuerzos por agradar, se riesen de él y le hiciesen burla.:
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“Sabiendo que no son en mí naturales ese tipo de monadas, me obligan a bailar, y además luego me silban”El elefante que lo escuchaba con atención, le respondió:
“No creo que tú a mí me ganes en formalidad, y sin embargo de mí no se ríen cuando bailo. Más bien al contrario, la gente se maravilla de que un animal tan pesado sepa mover los pies acompasadamente. Así que, amigo mío, el problema de que te silben y se rían de ti no es porque te hagan bailar, sino por lo mal que lo haces”
MORALEJA

Nuevo cuento a leer: El camello y zeus
De poco sirven buenas intenciones, pues te juzgarán por tus acciones

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