El perro del hortelano

Tiempo atrás, había un hortelano que tenía un perro fiel y fiero que protegía sus huertos de los ladrones y gente de mal vivir. Ningún extraño se atrevía a acercarse a aquellos terrenos ante el temor que aquel perro inspiraba a todo el mundo.

El amo, satisfecho por lo bien que el can cumplía con su labor, lo mantenía bien alimentado, por lo que, el animal, agradecido, redoblaba cada día sus esfuerzos en la tarea que le había sido encomendada.

Un día, el hortelano tuvo que marchar al pueblo y olvidó dejar alimento para su perro, quien, con el paso de las horas, se mostraba más y más hambriento. Cierto era que podía haber matado su hambre con las hortalizas de aquellos campos, pero su naturaleza canina no gustaba de aquellos alimentos, así que a la espera del regreso de su amo, se refugió en el establo.

En aquel establo se encontraba un buey al que el hortelano tenía en gran aprecio por la ayuda que le prestaba en sus tareas de labranza. Llegada la noche, el buey se dispuso a comer, como hacía normalmente, un fardo de forraje que el amo le había dejado.

Pero cuando se acercó a él, el perro le mostró sus dientes con furia.

Eres un perro tonto y egoísta” respondió el buey. “Sólo porque tú no comes no dejas comer a otros. El forraje es mi alimento, y tú no gustas de él. ¿Por qué te molesta que yo sacie mi hambre?

MORALEJA
Agua que no has de beber, déjala correr
El perro del hortelano fabulas largas
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