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“Con esta piel pareciera que soy un verdadero león. Seguro que si los demás animales me vieran me respetarían y temerían como al rey de la selva”Dicho y hecho. El asno salió al encuentro de otros animales quienes, al verlo, de inmediato huían presa del temor que les inspiraba, todo lo cual al asno le parecía muy divertido.
Al pasar cerca del molino, el molinero advirtió que sus largas orejas de burro sobresalían de la piel de león, y le dijo. “Qué haces así vestido, asno?
“No soy un asno, soy un león”, respondió, mientras para sus adentros pensaba que tal vez si rugía como tal, pudiese convencerlo. Pero al intentarlo todo lo que el pobre asno pudo emitir fue un triste rebuzno.
El molinero, despojándole de la piel de león le propinó tal paliza, que al borrico se le quitaron las ganas para siempre de volver a engañar.
MORALEJA
Ver cuento clásico El león y los 4 bueyes
Quien se atribuye mérito ajeno, no tiene un final nada bueno
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