El lobo y el murcielago

Volaba de rama en rama un pequeño murciélago, cuando, despistado, chocó contra una de ellas, con tan mala fortuna que cayó sobre un lobo que dormía bajo el árbol.

El lobo, sobresaltado, despertó, y furioso porque el pequeño murciélago hubiese interrumpido su placentero descanso, se dispuso a comérselo.
El pequeño murciélago, aterrorizado como estaba de acabar sus días siendo devorado, suplicó por su vida, tanto que al final el lobo atendió sus demandas “En realidad no eres más que un entremés y ni comiéndote saciaría mi hambre. Así que atenderé tus súplicas con una condición: que me digas por qué los murciélagos sois tan traviesos y alegres y en cambio yo estoy siempre enojado por todo”

El murciélago aceptó explicárselo pero le pidió que le dejara hacerlo desde la seguridad de su cueva

Usted me asusta mucho y no podría explicároslo con calma. Déjeme volar a mi refugio y allí os detallaré el motivo

Llegó el murciélago a su cueva, y ya a salvo de la boca del lobo y su enojo, le dijo:

Señor lobo. Usted está siempre enfadado porque es malo y es cruel. En cambio nosotros no intentamos dañar a nadie y por eso estamos siempre felices y contentos

MORALEJA
Quien a nadie hace daño, vive feliz todo el año
El lobo y el murcielago

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