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Más, no todo fue tan bonito como esperaba el jumento, ya que la pobreza en la que se encontraba su dueño, le obligó a vender su piel al mejor postor. Una piel, que se acabó convirtiendo cuero, con el que un artesano fue realizando toda una serie de objetos, entre los que destacaban unos pequeños tamboriles.Por los general estos instrumentos son muy populares en las fiestas de los pueblos, y fueron repartidos por los alrededores, sirviendo a los jóvenes del lugar para divertirse enormemente.
Así fue, como el pobre asno, nunca pudo encontrar su tan ansiado descanso, ya que su piel fue golpeada una y otra vez, por las pequeñas baquetas, para marcar el ritmo de las canciones de moda.
MORALEJA
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