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continuar construyendo su hormiguero, almacenar comida para el rudo invierno, repartir las diferentes tareas entre el resto de las habitantes del hormiguero…etc.Una enumeración de tareas a las que la pulga, contestaba con toda una serie de expresiones tales como: “ajá”, “me parece estupendo”, “por supuesto”, “no está mal”; en las que se podía ver que poco o nada le interesaba la charla de su amiga.
Dándose cuenta de que su amiga no le estaba prestando atención en absoluto, la hormiga la increpó, diciéndole qué si tan sencilla le parecía su vida, le invitaba a que la acompañara a realizar todo lo que les estaba contando. Sorprendida por este ofrecimiento, la pulga dio un enorme salto para atrás y exclamó:
-Me encantaría acompañarte, pero acabo de recordar que tengo cosas pendientes. Adiós amiga.
MORALEJA

Nunca menosprecies el trabajo de los demás, por muy insignificante que te parezca.

Es una buena fábula para contar en clase.
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