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Contemplando tal trasiego de gente, la rana del pantano le decía todos los días a su vecina que se fuera a vivir junto a ella para que pudieran hablar mucho mejor y gozaran juntas de la seguridad y tranquilidad de las aguas profundas.Por más que insistiera, siempre se encontraba con la negativa de su amiga, la cual alegaba que era muy complicado para ella alejarse del lugar en el que había discurrido gran parte de su vida y al que ya se había acostumbrado.
Un día, mientras las ranas discutían nuevamente esta cuestión, alcanzó la charca una carreta descontrolada, la cual a punto de caer al agua, atropelló sin querer a la rana
MORALEJA
Nuevo cuento: las gallinas gordas y flacas
Haz caso a los consejos de los demás, aunque llevarlos a cabo te resulte pesado.

Nuevo cuento: las gallinas gordas y flacas
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