- Querido padre: siempre te he admirado por tu gran porte, la velocidad que puede desarrollar tus patas y esa enorme cornamenta, que dices que un día yo también llevaré sobre mi cabeza. A pesar de todas estas virtudes, siempre que ves a unos perros, no les haces frente y sales corriendo como si estos pudieran vencerte; ¿por qué siempre corres ante su presencia?
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Divertido por la curiosidad de su pequeño, el ciervo padre le contesto:-Todo lo que dices es verdad hijo mío. De sobras sé que con mis cuernos podría hacer retroceder cualquier perro que se me acerque sin demasiado esfuerzo, pero hay algo dentro de mí que me obliga a salir corriendo, nada más escuchar los ladridos que emiten los perros de los cazadores.
MORALEJA
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Cuando alguien es temeroso, ninguna razón puede hacerle cambiar de parecer.
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