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Al día siguiente, una enorme tormenta impidió que el cabrero pudiera sacar a sus animales a pastar al prado. No quedándole más remedio que quedarse dentro de la cueva, comenzó a repartir las raciones entre las cabras. Mientras que a su rebaño habitual les daba una pequeña cantidad de paja, a las cabras monteses les servía una ración mucho más generosa para que se quedaran con él.Pasada la tormenta, el rebaño salió alegremente a disfrutar de la hierba fresca del prado, pero las cabras monteses no les acompañaron. Sorprendido por su acción, el cabreo comenzó a lanzarles todo tipo de improperios por no agradecerle que las hubiera dado cobijo durante la tormenta. Desde lo alto de la montaña les contestaron:
-No eres el más indicado para dar lecciones, ya que si nos has estado agasajando durante la tormenta, es porque deseabas quedarte con nosotras, dando de lado a tu rebaño.
MORALEJA
No te fíes jamás de quien da de lado a un viejo amigo por conseguir la amistad de otro
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