EL ruiseñor y el gavilan

Posado en la parte más alta de un frondoso roble, un ruiseñor cantaba alegremente como todas las mañanas. En medio de una canción, apareció un enorme gavilán, al que las ganas de llenar su barriga lo obligaron a lanzarse sobre el ruiseñor, capturándolo con sus poderosas garras.

Nada más sentir el afilado contacto de sus garras contra su delicada piel, el pobre ruiseñor comenzó a lanzarle lastimeras súplicas a su captor para que este lo volviera a dejar en libertad. A pesar de que lo intento, diciéndole cosas tan verdaderas como por ejemplo que con alguien de tamaño tan pequeño no iba a ser capaz de calmar su hambre y que debería concentrarse en capturar animales de tamaño superior, el gavilán no parecía escucharle. Harto de tanta charla, finalmente el gavilán le dijo:

-Es probable que todo lo que me estás diciendo sea cierto, pero ¿cómo pretendes que deje marchar a algo que ya tengo seguro, por una presa a la que además de no ver, no tengo la seguridad de poder atrapar?

MORALEJA
Nunca dejes escapar algo que ya tienes asegurado, por algo que no sabes si podrás llegar a conseguir
EL ruiseñor y el gavilan

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