Cuando el entrenamiento llego a su fin, su dueño le llevó ante la presencia de una docena de fieras enjauladas. Al ver semejante grupo, el perro dio tal tirón, que rasgo el collar que llevaba en el cuello, saliendo todo lo rápido que pudo hacia la calle más cercana. Tan rápido iba, que al verlo pasar unos perros, no pudieron evitar preguntarle:
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- ¿Qué hace un perro tan grande como tú, corriendo como si hubieras visto a un fantasma?- Me encantaría daros una buena explicación, pero lo cierto es que no la tengo. Aunque me hayan entrenado para luchar con fieras, al estar en su sola presencia he sentido tal pavor, que no he podido evitar correr para salvar mi vida.
Dijeron entonces los otros perros:
- No hemos tenido una vida tan cómoda como la suya, pero por lo menos no nos hemos visto obligados a luchar contra fieras salvajes.
MORALEJA

Nuevo breve cuento a leer: El perro y el cocinero
Las grandes recompensas, siempre van unidas a los grandes riesgos.

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