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Soy la Buena Suerte de tu hermano y recojo las espigas que han quedado en los surcos para que aumenten su cosecha. El pobre le preguntó si podía indicarle donde encontrar su buena suerte:Por Levante - contestó enigmática el hada
El pobre decidió emprender un viaje en su busca de ella, y cuando iba a salir, surgió la Miseria de detrás del horno y le rogó se la llevara con él.
Bueno, métete en este frasco vacío. Guardó el frasco en el bolsillo, y emprendió la marcha, pero llegando a la orilla de un pantano lo arrojó al fondo. Días después entró al servicio de un acaudalado noble, que le ordenó:
“Cava una cueva. Cuanto encuentres puedes considerarlo tuyo”
El pobre comenzó a cavar y encontró monedas de oro y plata y joyas deslumbrantes de metales y piedras preciosas. Estaba el hombre contemplando con ojos atónitos aquel inmenso tesoro, cuando notó una voz que parecía provenir de un arca cerrada. Abrió la tapa y salió una doncella vestida de blanco, que le dijo:
“Yo soy la que has estado buscando hace tanto tiempo..., tu buena suerte. Desde hoy en adelante no te abandonaré jamás” Y tras pronunciar estas palabras desapareció.
El pobre compartió sus riquezas con su señor, quedándole a pesar de ello una gran fortuna. Pero a pesar de su opulencia no olvidó sus tiempos de penuria y socorrió a sus vecinos pobres.
Un día se encontró con su hermano al que contó detalladamente todo cuanto le había sucedido. Lo hospedó en su hogar y al despedirle, le llenó los bolsillos de oro y presentes. Pero el hermano rico carecía de sentimientos nobles y sintió envidia por toda aquella buena suerte, así que buscó un medio de hacer volver la Miseria junto a su hermano.
Volviendo al lugar en que había arrojado el frasco buceó en el fango hasta que consiguió dar con él, abriéndolo y dándole la libertad a la Miseria, que de tan agradecida que quedó, prometió no separarse nunca más de él.
MORALEJA

Mal para otros deseado pronto o tarde llega retornado
