Así que el león buscó una cueva, se tendió en el suelo, y empezó a gemir y lloriquear, fingiendo que estaba aquejado de algún mal. Los otros animales, al pasar cerca de allí, se acercaban para ver qué le ocurría y entonces caían presas en sus garras.
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La treta le funcionaba bien al viejo león, y había cazado ya a bastantes animales, cuando la zorra, que era aún más astuta que el propio león, se presentó allí, y deteniéndose a cierta distancia para observar la situación, preguntó al león, al que vio allí tumbado, cómo se encontraba.“Enfermo y débil” contestó “ No puedo ni moverme, así que no tienes nada que temer si entras a la cueva”
Pero la zorra, inteligente y observadora como era, respondió:
“No me importaría entrar si no viera que todas las huellas entran, pero ninguna sale”
MORALEJA

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Estar alerta ante el peligro y sus indicios te mantendrá alejado de perjuicios

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