Pasó el tiempo y gracias a su calor, el huevo terminó por abrirse y del cascarón salió una pequeña serpiente que de inmediato comenzó a arrastrarse por el suelo como en ellas es costumbre.
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Ocurrió que justo en aquel momento pasaba por allí volando una golondrina que vió lo sucedido. Esperando a que la serpiente se alejase unos metros se posó en el suelo junto a la gallina para preguntarle:“Perdona, amiga gallina, pero quería asegurarme de que mis ojos no me han engañado. Iba yo volando por el cielo cuando me ha parecido ver como del huevo que empollabas salía una serpiente en lugar de un polluelo”
“Así es. Encontré ese huevo y lo he estado empollando y dándole calor hasta que ha nacido” contestó la gallina.:
"¡Oh insensata!” dijo la golondrina “Crees acaso que te lo agradecerá? ¿Por qué alimentas a un animal que será el primero en hacerte mal cuando haya crecido?”
MORALEJA
Ver cuento clásico: La gallina de los huevos de oro
la maldad no se puede amansar por más bienes que le tratemos de otorgar
Ver cuento clásico: La gallina de los huevos de oro