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Caminando un día cerca del río, vio a unos cocodrilos devorando una pieza que parecía ser una gacela. Extrañado de que hubiesen podido dar caza a un animal tan veloz se temió lo peor, y volvió corriendo a su guarida para comprobar que, tal y como sospechaba, la comida que los cocodrilos devoraban era la suya, ya que estos se la habían robado aprovechándose de su descuido.El león se puso triste, ya que estaba muy hambriento y no sabía cuando iba a poder cazar otro animal con el que poder alimentarse. Así que pensó en ir a ver a su amigo el tigre y pedirle que le diese un poco de la suya, pero éste se negó:
“Sólo tengo esta comida y no alcanza para saciarnos los dos, así que me la comeré yo sólo”
MORALEJA
Piensa en tener tus necesidades cubiertas antes de repartir en otras puertas