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Fueron corriendo los días y no se apreciaban señales de que su enfermedad remitiese, más bien al contrario, con el paso del tiempo mostraba síntomas de agravarse, así que el hombre, ya desesperado, comenzó a realizar todo tipo de promesas.“¡Si haceis que me recupere de mi dolencia prometo sacrificar cien bueyes y entregároslos como ofrenda!”
Su mujer, que no se separaba de su lado durante aquellos difíciles momentos, al escucharlo creyó que deliraba, porque si no, no podía entender como realizaba semejante promesa siendo ellos pobres de solemnidad como eran.:
“Y tú ¿de dónde vas a sacar tantas cosas como prometes? ¿No sabes que nosotros carecemos de fortuna y bienes?" A lo que su marido contestó:
“¿Acaso crees, mujer, que cuando me cure vendrán los dioses a exigirme tantos dones?”
MORALEJA

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Por esquivar la desgracia, el ser humano, es capaz de prometer en vano

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