La zorra y el erizo

Yacía malherida una zorra en el fondo de un barranco por el que corría un riachuelo. Incapaz de moverse por la gravedad de sus lesiones, la zorra tenía sobre su cuerpo un enjambre de moscas que chupaban su sangre y la debilitaban.

Un erizo que pasó cerca de allí, al ver la terrible situación en la que la zorra se encontraba, se apiadó de ella, y le preguntó si quería que ahuyentase a aquellos insectos pero sorprendentemente, la zorra se negó

No gracias, mejor déjalas tranquilas. Agradezco tus buenas intenciones pero lo mejor será que no las molestes

El erizo, extrañado ante aquella respuesta, le preguntó si es que no le causaban daño

Sí que me lo causan, pero éstas moscas que aquí ves están ya saciadas y me pican muy poquito. Si las ahuyentas, otras más hambrientas ocuparán su lugar y chuparan el resto de la sangre que me queda ocasionándome una muerte segura. Por eso es mejor sufrir este pequeño mal que no otro que me causaría un más grave perjuicio

MORALEJA
Tomar decisiones con buen juicio ofrece el mayor beneficio
La zorra y el erizo
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