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Pero no contaba la astuta zorra con la presencia del perro guardián, que viendo aquella escena y conocedor de sus intenciones, se acercó de inmediato a preguntarle.“¿Qué hace aquí, señora zorra?”- preguntó.
“Acaricio a este gracioso corderillo. Lo ví aquí tan sólo y frágil que no pude sino acercarme a cuidarlo de los peligros que lo acechan.”
Pero el perro guardián bien sabía que aquella no era sino una treta para devorarlo y mostrando su dentadura le respondió furioso:
“¡Zorra mentirosa y embustera!. El único peligro que acecha a este cordero es una zorra malvada, y si no lo suelta de inmediato, será usted quien pruebe la caricia de mis afilados dientes”
MORALEJA
Nuevo cuento a leer: El asno y la zorra
Quien del engaño hace costumbre, termina por recibir daño y pesadumbre
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