>
“Mira que rosa más bella y extraña nace entre estas piedras. ¿Viste alguna vez una flor parecida a esta?”“¿Acaso estás ciego?” –replicó este- “¿O es que no ves que se trata de un vulgar cardo? ¿Cómo es posible que alabes la belleza de una rosa que no es tal?”
El primer muchacho, confundido, y reconociendo su error, le contestó:
“Tienes razón. Torpe de mí que he confundido a la más bella de las flores con un triste rastrojo. ¡Pero es que su aroma me llevó a engaño, porque huele como una rosa!”
Su compañero, sin embargo, razonó el motivo de su confusión
“Disculpo tu error, querido amigo, y lo entiendo, puesto que este cardo estuvo un día junto a una rosa y por eso conserva su aroma. Y así es en general con todas las cosas. Con buena compañía, hasta un cardo toma agradable perfume”
MORALEJA
Quien anda con buenos termina por parecer uno de ellos