>
Un grupo de labriegos que vieron el suceso corrieron tras la raposa indicándole que liberara a su presa“¡Suelta ese gallo ahora mismo!”- le dijeron los hombres. Pero la raposa no les hizo caso e incluso lo apretó con más fuerza entre sus dientes.
El gallo, ante la inminencia de una muerte segura, agudizó el ingenio e ideó una treta.
“¿No oyes lo que dicen estos hombres? ¿Acaso vas a dejar sin respuesta lo que dicen esos insensatos? Respóndeles que yo no soy de ellos, sino tuyo, y que no haces sino llevarte lo que es de tu propiedad”
La raposa pensó que aquella sería una buena manera de que la dejasen tranquila y se dispuso a razonar con aquellos labriegos replicando la frase que le había sugerido el gallo. Pero cuando abrió la boca para darles razón de sus argumentos, éste aprovechó para escapar de entre sus dientes y ponerse a salvo.
La raposa, humillada y avergonzada por haber sido objeto de engaño, se marchó para siempre de aquellas tierras.
MORALEJA

hablar a destiempo y con poco juicio suele acarrear un gran perjuicio