Un buey que se encontraba en el le dijo que si ignoraba que ese establo era propiedad de humanos, y que tuviera cuidado, ya que alguno podría aparecer, además, le advirtió que no es prudente que descansara en ese lugar.
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Sin embargo, el ciervo, muy cansado y agitado dijo al buey, que a pesar del gran riesgo que corría, le permitiese descansar un rato en el lugar, y que a la primera oportunidad que se le presentara, correría hacia el bosque.El ciervo se escondió entre los ramajes mientras caía la noche, el boyero alimentaba al ganado sin notar al ciervo, los criados pasaban y no le hallaban, al ver esto, el ciervo se sintió seguro.
No obstante, el sabio buey le alertó que no estuviera tan confiado, ya que su amo, al que apodaba Cien-Ojos podría encontrarle, mientras decía esto, Cien-Ojos se apareció y en segundos distinguió la cornamenta del ciervo y sin dudar le disparó.
MORALEJA
Esta fábula tiene una gran moraleja y es que se jamás debe buscarse un refugio en un lugar que sea territorio de enemigos, ya que nadie cuida sus cosas mejor que el dueño mismo
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