En una fastuosa mansión moraba el hombre más rico de la región, el cual llevaba mucho tiempo buscando esposa. Tal era su fortuna que todas las mujeres en edad de contraer matrimonio, acudían todos los días a su casa con la esperanza de conseguir obtener sus favores.
De entre esta enorme cantidad de mujeres, el rico potentado tenía dos favoritas, una pareja de simpáticas viudas, que disfrutaban enormemente de su compañía. Una conservaba toda la lozanía de la juventud; la otra, intentaba ponerse a su altura utilizando cosméticos de variada composición.
Pero no solo acompañaban a su futuro marido, sino que además se encargaban de cuidar su cabello. Mientras que la más mayor le quitaba los pelos negros para parecieran de la misma edad, la que era más joven le quitaba las canas para que aparentara tener menos años. Tantos pelos le quitaron, que finamente se quedó calvo.
Al verse de esta guisa, el rico
hombre les dijo:
- Os agradezco que me hayáis dejado calvo señoritas. Estando así ya no tendré que hacerle caso a los caprichos de mi esposa.
MORALEJA
Cuídate de las personas caprichosas
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