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En un momento dado, la conversación se desvió hacia la forma que cada uno de ellos se relacionaba con los hombres. El oso dijo muy orgulloso, que su relación con los seres humanos que pasaban todos los días por el bosque era excelente, puesto que había sido educado desde que era un osezno para amarlos, ya que según sus padres, los osos no se alimentaban de cadáveres.Un argumento al que su amiga la zorra contestó:
-¡No sé porque, pero tengo la impresión de que los dioses estarían mucho más contentos sin te dedicaras a destruir a los muertos, en lugar de atacar a los vivos!
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