Caminó y caminó, hasta que llegó a una pequeña playa, en la que se sentó para descansar un poco. Mientras miraba el ir y venir de las olas, el mar trajo hasta la playa una extraña cosa que llamó la atención del perro. Se acercó con cautela y al ver que aquello tenía forma de huevo, se lo metió en la boca y sin masticarla ni una sola vez, la empujó hacia su garganta. Aquella cosa, que no era sino una puntiaguda almeja, le hizo tanto daño en su estómago, que lastimeramente decía:
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- Me merezco todo lo que me pase, por pensar que todas las cosas que hay en el mundo con forma ovalada, son exactamente iguales a los huevos
MORALEJA

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Antes de tomar una decisión, medítala adecuadamente, para no tener que lamentar sus consecuencias

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