Al ver que con el ciervo iba a conseguir obtener mucha más comida, el rey de la selva se marchó a la caza del joven cervatillo.
Abrió los ojos la liebre muy despacito, ya que temía estar ya dentro de la barriga del león, y al darse cuenta de que seguía viva y coleando, se escapó a la velocidad del rayo hacia su madriguera.
Un rato después, el león se dio por vencido en su persecución al ciervo, llegando en muy pocos minutos al lugar en el que había dejado a la libre. Desafortunadamente, la liebre, a la que no había hecho ningún daño, también se había marchado.
Entristecido por su mala suerte se lamentaba diciendo:
- Lo tengo bien merecido, ya que por culpa de mi codicia, no solo he perdido el bocado más apetitoso, sino que además me he quedado con el que ya tenía asegurado.
MORALEJA
Cuento corto a leer: El león, el toro, el jabalí y el asno
Por pequeño que sea el beneficio, nunca hay que dejarlo escapar por uno mayor, ya que puedes acabar con las manos vacías
Cuento corto a leer: El león, el toro, el jabalí y el asno
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