La lechuza y el aguila

Erase una vez, una lechuza que viajaba por el bosque en busca de alimento para sus tres polluelos que había dejado en lo profundo del bosque. Se cruzó en su camino con su amiga el águila, a la que saludó y le dijo:

Oye amiga águila te quiero pedir un favor, tengo a mis tres pequeños en aquella mata , por favor no te los comas. Es que son tan hermosos, tan bellos, tan lindos y simpáticos y yo los quiero tanto...

¿Cómo crees eso? Yo jamás haría cosa semejante. Sabes que no soy mala amiga y respetaré a tus hijos por mucho que me guste la carne.”

Se despidieron y cada una tomó una dirección. La lechuza fue en busca de grillos y el águila hacia la mata donde estaban los tres polluelos, a los que devoró.

Cuando la lechuza regresó a llevar la comida a sus hijos, notó que no estaban. Desesperada comenzó a chillar, pero ya nada podía hacer. De inmediato sospechó que había sido el águila y que eso le había pasado por hablar más de la cuenta. Años más tarde se encontraron de nuevo y la lechuza le dijo:

Eres una desgraciada, mala amiga, ¿Cómo pudiste comerte a mis hijitos?

A lo que el águila respondió:

¿Yo?! ¡Yo no fui!, Los que yo me comí fueron unos bichos feos y ojones, eran horribles y tú me dijiste que tus hijos eran hermosos y lindos así que yo nunca pude imaginar que fueran tus polluelos y me los comí.

“Eres una mentirosa, esos eran mis hijos, ¿o es que acaso no sabes que para una madre no hay hijos feos?

Y en terminando estas palabras la lechuza y el águila se pelearon hasta quedar las dos casi muertas.

MORALEJA
La prudencia es una bendición que te protege frente a la traición
La lechuza y el aguila
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