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Incluso si los perros no podían alcanzar al lobo y terminaban por volverse, agotados, él continuaba hasta alcanzarlo. Pero en esos casos, el lobo en lugar de recuperar la pieza para retornarla al pastor, lo que hacía era tomar su parte de la presa y compartirla con el otro lobo. Cuando pasaba un tiempo en que ningún lobo aparecía por los alrededores, él mismo mataba a uno de los corderos a escondidas y lo devoraba.Pero un día, el pastor, extrañado, vigiló desde la distancia al lobo que él mismo había criado como a uno de sus perros y descubrió sus maniobras. Decepcionado por su comportamiento decidió colgarlo, convencido de que nunca podría cambiar su naturaleza
MORALEJA
La naturaleza del malvado no puede dar carácter honrado