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“Se lo ruego buen hombre, no me mate. Le prometo que si me libera alzaré mi vuelo por estos campos y traeré con engaños a doce perdices como doce pavos de gordas, a las que guiaré hasta tus redes”:A lo que el cazador replicó de malas maneras:
“¡Cállate, ave mentirosa! Tú lo que quieres es salvar tu vida aún a costa de entregar las de tus compañeras. Con eso que me has dicho me das aún más motivo para sacrificarte, puesto que ni a tus semejantes perdonas con tal de salvar el pescuezo” Y dicho esto, la sacó de la red y se lo retorció, sirviendo luego como plato principal para sus invitados.
MORALEJA

La traición, aun soñada, es detestable más que nada
