La sombra del asno

Dirigíase un mercader al pueblo vecino cuando encontró a un hombre que llevaba un asno y pensó en contratar sus servicios para que le ayudase a cargar sus mercancías. El mercader y el dueño del animal llegaron a un acuerdo y éste accedió a cambio del generoso pago de unas monedas a prestar a su jumento para realizar esa tarea.

Como había un largo trecho y los tres caminaban bajo un sol de justicia, el mercader propuso hacer un descanso para tomar fuerzas. No había en los alrededores fuente ni manantial alguno en el que beber y el calor estaba acabando con sus fuerzas, así que el dueño del asno estuvo de acuerdo en hacer un alto.

El asno puso lomo en tierra y se dispuso a reposar hasta que su dueño le indicase proseguir el camino, y al hacerlo, el mercader aprovechó para apoyarse sobre él y quedar protegido por su sombra.

Cuando el dueño del asno se percató de la maniobra, de inmediato apartó al mercader y tomó su lugar.

Yo le he alquilado el burro para que cargase sus mercancías. Si quiere hacer uso de su sombra tendremos que negociar un nuevo acuerdo

MORALEJA
Para el ambicioso y el loco, todo cuanto recibe es poco
La sombra del asno fabulas con moraleja
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