El pastor y los lobeznos

Mientras paseaba con su rebaño por los prados, un pastorcillo joven encontró a dos pequeños lobeznos que al parecer habían sido abandonados a su suerte. El joven pastor, conmovido por ver a aquellos pequeños animales solos y desamparados, a merced de cualquier enemigo, los adoptó, con la esperanza de que, cuando creciesen, le ayudasen a cuidar de su rebaño y aligerasen su carga de trabajo.

El tiempo pasó y los lobeznos, bien alimentados y cuidados por el pastorcillo, fueron creciendo y haciéndose fuertes, hasta convertirse en lobos hechos y derechos. Pero según pasaban los días, el pastor iba notando que su rebaño era menor y que las ovejas desaparecían sin explicación ninguna.

Un día, cuando ya eran escasas y podía divisarlas todas de un golpe de vista, descubrió la razón que había detrás de aquel misterio. Los lobos, ya adultos, devoraban las ovejas que se les había encomendado cuidar.

Cuando el chico comprendió su tremendo error, se lamentó con amargura por su poco conocimiento:

Ay, necio de mí, que conmovido por la ternura de su pequeño tamaño metí al enemigo en casa, sin tener en cuenta su naturaleza
MORALEJA
Si crías cuervos, te dejarán tuerto
El pastor y los lobeznos fabulas con moraleja
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