La rana del pantano insistía a su compañera para que se fuese a vivir al lado de ella.
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“Alejada del camino estarás mejor y más segura” trataba de convencerla Pero la segunda no quiso hacer caso a los consejos de su amiga y rechazó su ofrecimiento:“Te agradezco el interés que te tomas por mí, pero llevo ya mucho tiempo aquí, y me resultaría muy difícil abandonar esta morada. Aquí vivo tranquila y satisfecha y aunque el pantano sea un lugar mejor, no me apetece mudarme a otro lugar”
Ocurrió un día que una carreta pasó por aquel camino, y al llegar a la altura de la charca, una de sus ruedas aplastó a la pobre rana que allí estaba instalada. La rana tuvo un triste final por no haber querido trasladarse a un lugar mejor cuando tuvo oportunidad
MORALEJA
No rechaces la situación de mejorar tu posición