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Acepto el amigo la petición más por avaricia que por buena voluntad, y así el mercader viajo. Semanas mas tarde regresó de viaje y fue en busca de su amigo, para que le devolviese su pequeño "tesoro":-
- ¡ay amigo mio¡ no vas a creer, pero mientras viajaste unos roedores en la noche un día rompieron la caja y se fueron llevando de una en una hasta no dejar ninguna moneda. El mercader comprendiendo la avaricia de su mal amigo, no dijo nada y se fue fingiendo haberle creído su historia.
El mercader sabia que el ladrón tenia un hijo a quien estimaba y quería mucho, entonces esa misma tarde lo secuestro y escondió en su casa. Pasado unos días fue a visitar a su amigo a quien hallo llorando amargamente y entre lamentos le confesó que había perdido a su hijo.
- Ah si yo vi una águila llevándose a tu niño entre las garras: dijo el mercader
- Eso es absurdo no es posible que una águila se lleve a un niño entre sus garras
- ¿ Por que no? si los roedores fueron capaz de llevarse mis 100 monedas de plata y oro. Al instante el mal amigo comprendió la lección que le estaba dando su amigo y en el acto le devolvió sus monedas, recibiendo a cambio a su hijo de vuelta
MORALEJA

De tu dinero
no hagas a nadie cajero

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