El labrador y la providencia

Había una vez un labrador muy cansado por el fuerte calor que hacía en verano así que decidió ir a descansar bajo un gran árbol a reposar muy tranquilo y pacífico. Desde ese árbol observaba de manera muy agradecido con la providencia como la tierra premiaba todo el esfuerzo de trabajar en ella.

Entre todos sus productos, el labrador observaba calabazas, melones y pepinos por todo el suelo, lo que hacía próspero su trabajo y sobre todo podía alimentar a su familia y mantenerla feliz. Prácticamente tenía todo lo que necesitaba.

Un buen día, el labrador observó una bellota a lo alto de un gran árbol. En ese momento se preguntó: -¿Por qué la providencia habría puesto la bellota en un árbol tan alto?

Pensó que mejor sería que de las ramas del árbol pendiesen melones, calabazas y pepinos, en ese momento cayó del árbol una bellota y pego en la nariz del labrador de manera imprevista.

Fue en ese momento que el labrador se dio cuenta que si en vez de una bellota hubiera sido un melón, calabaza o pepino hubiera quedado sin nariz o con un golpe muy fuerte en la cabeza, que lo hubiera dejado en cama por mucho tiempo.

Entonces fue cuando el labrador se dio cuenta que la providencia puso sabiamente su destino a todas las cosas, ni más ni menos, cada cosa en su lugar, dijo el labrador en tono de agradecimiento a la divina providencia.

MORALEJA
Cada cosa cumple una función en el sitio donde está y en vez de cambiarlo deberíamos pensar en cómo sacar provecho de las cosas que nos provee la divina providencia
Fábuela: El labrador y la providencia

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