La zorra y la cigüeña

Después de mucho insistir, una zorra al fin consiguió que una cigüeña aceptara su invitación para ir a comer. Ya que le había prometido degustar los más grandes manjares, el ave no había comido el día anterior, pues deseaba llenarse su buche.


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Cuando llegó a la casa de la zorra, lo único que había encima de la mesa, era una enorme olla, llena de un espeso guisado de carne de ternera, el cual estaba servido en un plato demasiado hondo. A pesar de los intentos de la cigüeña, para comerse lo que su anfitriona le había preparado, a duras penas conseguía recoger algo con su fino pico. A diferencia de su invitada, la zorra vaciaba el plato con una velocidad pasmosa, mientras se vanagloriaba de lo rica que estaba la comida.

Apenada por no poder comer nada, la cigüeña decidió pagarle con la misma moneda. Invitó a la zorra a comer exactamente lo mismo. En esta ocasión, no fue un plato lo que contenía el guiso, sino un estrecho vaso, en el que el hocico de la zorra apenas entraba

MORALEJA
No les hagas a los demás, el mal que no quieres para ti
fabula de samaniego: la zorra y la cigueña

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