El pastor, el lobo y el perro

Todas las tardes, cuando el sol comenzaba a esconderse por el horizonte, un pastor caminaba largo rato por el monte, para llevar a sus ovejas de regreso hasta su corral.

Una tarde, en la que la niebla apenas dejaba ver la silueta de las ovejas, un lobo bastante escuálido se escondió entre la tupida lana de las ovejas para poder disfrutar de una copiosa cena cuando el pastor dejara a sus animales a buen recaudo.

Antes de que todas entraran en el corral, el perro se dio cuenta de la presencia de tan incómodo invitado. Acercándose muy despacio a su dueño, le dijo en voz baja:

-Si tanto quieres la vida de tus ovejas ¿cómo permites que un lobo se cuele dentro de tu rebaño?.

Sorprendido por el aviso de su fiel amigo, se acercó muy cuidadosamente hasta el lugar donde estaba el lobo y a continuación le dio una gran paliza. Al terminar su tortura y viéndose acosado por el perro, el lobo exclamó:

-En esta ocasión no me he podido salir con la mía. Mejor salir corriendo, no vaya a ser que el perro también me pegue.
MORALEJA
En el lugar más insospechado se esconden los malvados
El pastor, el lobo y el perro

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