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Pero por mucho empeño que puso el gallo, no logró que el ciego Búho hiciese caso de su aviso“Mientes, aún no luce” –replicó-
El sol salió y siguió ascendiendo en el cielo hasta llegar a mediodía donde lucía en lo más alto. Considerando que ya había dormido más que suficiente el gallo volvió a ir donde se encontraba el búho para cumplir con su misión de despertarlo, y le dijo nuevamente “Levántate, haragán y saluda al día, que ya son las doce. Es hora de que comiences tu jornada”
Pero el Búho, huraño, volvió a responderle:
“Mientes, el sol no luce todavía, así que déjame tranquilo y no me molestes más” Y es que quien a gusto se encuentra en la oscuridad, nunca quiere que llegue la mañana
MORALEJA
Dejad que los mediocres sigan en la mediocridad, pero nunca dejéis vosotros de buscar la felicidad