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Entró el toro en una cueva pero, para su sorpresa, ésta no estaba deshabitada, sino que en ella vivían un grupo de cabras salvajes.
Estas, al ver al toro entrar en la que era su guarida, quisieron expulsarlo de allí, y comenzaron al unísono a golpearlo con sus cornamentas.Dolorido y acosado por las cabras, se dirigió a éstas para decirles:
"No es a vosotras a quien temo, sino a aquel que está a la entrada de la cueva esperando para devorarme. Así que por mucho dolor que me causéis al golpearme con vuestros cuernos, por bueno lo daré si con ello salvo mi vida".
MORALEJA

La insolencia de los débiles suele tolerar quien del castigo de los poderosos se quiere librar
