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De repente se cruzó ante ella un pequeño pececillo, y la garza, soberbia, lo miró con desdén diciendo: “No tendrás el honor de convertirte en mi alimento. Soy una garza real y merezco algo mejor que tú”Pasado un rato, la garza se encontró otro pez, más pequeño aún que el anterior. Aunque ya comenzaba a tener hambre, la garza volvió a negarse a hacer de aquel pequeño pez su comida
“¿Abrir mi pico por tan poca cosa? Soy una garza real, no voy a rebajarme tanto”
Durante horas la garza anduvo buscando un alimento que estuviese a su altura, pero no encontró ninguno. Cuando el hambre ya se hizo feroz y la garza flaqueaba de debilidad, encontró un pequeño gusano. La garza lo devoró con ansia tragándose junto a él su orgullo, aquel que le había impedido tomar piezas mejores y más suculentas
MORALEJA
Quien mucho quiere tener, por vanidad lo puede perder