El asno infeliz

Tras una vida llena de infortunios, un asno se encontraba muy feliz, pues pensaba que, con su final, toda su penosa existencia quedaría atrás y podría disfrutar de un merecido descanso en el más allá. Cuando al fin le llegó el día, el asno se marchó de este mundo con una gran sonrisa en sus labios.


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Más, no todo fue tan bonito como esperaba el jumento, ya que la pobreza en la que se encontraba su dueño, le obligó a vender su piel al mejor postor. Una piel, que se acabó convirtiendo cuero, con el que un artesano fue realizando toda una serie de objetos, entre los que destacaban unos pequeños tamboriles.

Por los general estos instrumentos son muy populares en las fiestas de los pueblos, y  fueron repartidos por los alrededores, sirviendo a los jóvenes del lugar para divertirse enormemente.

Así fue, como el pobre asno, nunca pudo encontrar su tan ansiado descanso, ya que su piel fue golpeada una y otra vez, por las pequeñas baquetas, para marcar el ritmo de las canciones de moda.

MORALEJA
Quien es infeliz vivo, no encuentra la felicidad en el otro mundo
Breve cuento con moraleja: El asno infeliz

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